Viernes, 13 de enero de 2023
Eduardo Saiz Lekue, uno de los impulsores hace 8 años de la iniciativa que ha devuelto esta histórica marca de cervezas a la capital vizcaína, señala que “hemos intentado que la recuperación sea lo más auténtica posible, con la utilización únicamente de cebada cercana a nuestra ubicación y la puesta en marcha de un proyecto para cultivar lúpulo en el País Vasco”.

La cerveza LA SALVE, inaugurada en 1886 por José Schumann y Cordés, se convirtió en un auténtico símbolo de la ciudad de Bilbao. La compañía pasó a manos de la familia Pérez-Yarza en 1910 hasta su cierre en 1978, acabando con una larga trayectoria donde había formado parte importante de la sociedad vasca.
“Las grandes ciudades tienen sus iconos, como el Guggenheim o la Virgen de Begoña, su equipo de fútbol, como el Athletic de Bilbao, y también suelen tener su cervecera”, indica Eduardo Saiz Lekue, uno de los promotores de la recuperación de La Salve con Jon Ruíz en 2014. Junto a ellos, participaron un conjunto de socios entre los que se encontraba también la 3º generación de la familia Pérez-Yarza, en busca de una cerveza lo más cercana posible a su antecesora.
Saiz Lekue señala que “siempre hemos intentado que la recuperación sea lo más auténtica y fiel posible a los 130 años de historia. Por ello, somos una empresa comprometida con el entorno y con Bilbao, tomando una serie de compromisos para que la vinculación con el entorno sea cierta”. Actualmente, la compañía cuenta con unas modernas instalaciones de más de 1.000 m2 gracias a las cuáles han conseguido una capacidad productiva superior a los 100.000 litros de cerveza anuales.

La Salve, cervezas km0 con cebada y lúpulo local
La empresa se ha convertido en una de las primeras cerveceras en utilizar únicamente cebada cercana a su ubicación, independientemente del tipo de cerveza que esté fabricando. En este caso, Álava es el territorio más próximo donde se produce este ingrediente fundamental.
A raíz de este compromiso con el entorno, La Salve también inició un proyecto para recuperar el cultivo de lúpulo precisamente en Álava, ya que es la zona donde se cumplen las condiciones climatológicas más óptimas para ello. Esta iniciativa la desarrolla junto con NEIKER en la localidad de Berantevilla y busca, según explica Eduardo Saiz Lekue, “evaluar qué variedades de lúpulo funcionan mejor ante las condiciones climatológicas y del terreno para conseguir diferentes plantaciones en el territorio”.
Desde el comienzo, la innovación ha sido un pilar básico en el trabajo de recuperación de la histórica empresa cervecera. En palabras del propio impulsor de La Salve, “cuando arrancamos éramos conscientes de la importancia que tenía el ADN local de la marca, pero también de la necesidad de que el proyecto tuviese una dosis de innovación que nos permitiese competir con las cerveceras más importante de España y de Europa”.
Durante estos años, han firmado acuerdos de colaboración con AZTI, el Centro Tecnológico más importante del norte de España, con NEIKER (Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario) y con Innobasque (Agencia Vasca de Innovación).
Lucía, una cerveza para el norte de España
Precisamente, la última innovación de la empresa vasca es la cerveza de nombre LUCÍA en honor a la primera directora de la compañía (Lucía Yarza) y nombrada una de las 50 mujeres más influyentes de Bilbao. “Hemos visto que desde el movimiento industrial que llevó al cierre de muchas cerveceras locales, el consumo de la cerveza se ha generalizado en todas las partes de España. Nosotros estamos obsesionados con tener cervezas acorde a lo que la gente de la zona norte quiere y busca”, asegura Saiz Lekue.
En este sentido, La Salve ha apostado por una cerveza “con más cuerpo, más personalidad y un punto más de color, alcohol y sabor”, indican desde la Cervecera. Lucía fue lanzada el pasado mes de mayo con una gran acogida entre los consumidores.
El principal objetivo y reto que se marca La Salve para este año 2023 es seguir siendo la cerveza de referencia en el País Vasco, donde tienen su gran nicho de mercado. Aun así, desde la compañía destacan que “estamos muy contentos de trabajar en Asturias, Salamanca, Extremadura, Navarra, Madrid o Barcelona, ya que el producto vasco se suele asociar a calidad y trabajo bien hecho”.
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